HISTORIA DE LA PODOLOGIA

Muchos os preguntaréis quienes eran los encargados de arreglar los pies en la antiguedad. Hoy vamos a hablar un poco de la historia de la podología.

 

En el antiguo Egipto, el faraón Amenofis IV, ya contaba con sirvientes que se encargaban de arreglar sus pies. En algunas momias encontradas hay ausencia de callosidades y uñas pintadas con una sustancia llamada «heme».

Prótesis en un dedo egipcio.
Prótesis en un dedo egipcio.

 

En la antigua Grecia, los sacerdotes (que fueron los primeros médicos) recurrían a fórmulas para tratar afecciones de los pies.

En el Imperio Romano, en los conocidos baños romanos, se ofrecían servicios para tratamiento de callos, durezas y uñas.

En la Edad Media se distinguen dos tipos de cirujanos:

  • Cirujanos de toga corta o cirujanos barberos: se formaban en las iglesias o conventos. Se dedicaban a realizar sangrías, quitar callos, y sacar muelas a gente humilde.
  • Cirujanos de toga larga: estudiaban en universidades y sabían latín. Se dedicaban a tratar úlceras, fracturas, etc…
Cirujano barbero.

 

Cirujano barbero.
Cirujano barbero.

 

En España, los Reyes Católicos en 1477 ordenan las profesiones sanitarias:

  • Protomedicato (médicos): hacían brebajes, infusiones y sangrías.
  • Protocirujanato (cirujanos): realizar suturas y tratar fracturas.
  • Protobarberato (barberos): muelas, callos y vendajes.

En los Siglos XVI y XVII comienza el gran desarrollo de la cirugía. La podología sigue en manos de barberos y charlatanes. Desprecio por la actuaciones manuales, temidas por la población, satirizadas por los poetas e ignorada por la medicina.

En España en el siglo XVIII, el rey Felipe V, obliga a los barberos realizar estudios de anatomía y disección. Es entonces cuando aparece el cirujano practicante o ministrante, que realiza operaciones secundarias no realizadas por los médicos.

 

Etapas de los estudios de podología en España:

Primera etapa: comienzo legal para estudiar el arte de callista.

En 1857 se dicta la Ley de instrucción pública (Ley de Moyano), por el cual se suprimen las enseñanzas de los antiguos ministrantes o cirujanos menores y se establece el título de practicante y de matrona. Se incluye la función del callista dentro del campo profesional del practicante. Entendido por callista aquella persona que se dedica a cortar, extirpar y curar callos, uñeros, y otras dolencias, sea o no cirujano.

 

Sillón podológico de 100 años de antiguedad. Cortesía Dr. Bernardino Basas
Sillón podológico de 100 años de antiguedad. Cortesía Dr. Bernardino Basas

 

Segunda etapa: creación de la especialidad de podología.

En 1943 se cita por primera el término de ATS (ayudante técnico sanitario) en sustitución del popular nombre y titulación de practicante. Se comienzan a impartir cursos específicos sobre podología a los ATS en la facultad de medicina de Barcelona. Es la primera vez que aparece el término podología en u documento oficial (1955).

En 1960 se crea la especialidad de Podología para los ATS. Se crea la figura del podólogo, capaz de recibir al paciente con plena autonomía sin sobrepasar los límites de la cirugía menor.

 

Tercera etapa: consideración universitaria.

A finales de la década de los 70 sólo se impartía la especialidad de podología en Barcelona y Madrid.

En 1988 se crea el titulo de Diplomado Universitario en Podología.

En 2009 se implanta el Plan Bolonia consiguiendo así el título de Grado en Podología, que es el que actualmente está vigente. Este título tiene una duración de 4 años y 240 créditos europeos (ECTS), y culmina con un trabajo de fin de grado. Una vez concluido puede optar por incorporarse al mundo laboral o realizar un Máster oficial para poder optar a realizar el Doctorado.

Actualmente el podólologo tiene la capacidad legal para diagnosticar, prescribir, indicar, elaborar y evaluar cualquier tipo de tratamiento podológico, ortopodológico, quiropodológico, cirugía podológica, físico, farmacológico, preventivo y / o educativo basado en la historia clínica.

podólogo en la actualidad
podólogo en la actualidad

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Juanete de sastre

El término juanete de sastre se originó en el siglo XIX, y la primera descripción se atribuye a Davies en 1949. Este nombre se debe a que antiguamente los sastres se sentaban a coser con las piernas cruzadas y la fricción de la zona lateral de la cabeza del 5º metatarsiano con el suelo producía … Leer más

La periostitis tibial

¿Qué es la periostitis tibial?

La periostitis tibial es una inflamación aguda o crónica del periostio de la tibia. El periostio es una membrana que recubre el hueso. Esta membrana está compuesta por una capa externa de tejido conectivo (que es vascular, fibroso y resistente y se encarga de nutrir al hueso); y una capa interna que se encarga de renovar la estructura ósea.

El dolor ocurre normalmente entre los 5 y los 15 cm por encima del maleolo tibial, en al cara anterointerna de la tibia. Es muy frecuente en corredores. Puede afectar a una o las dos piernas. El dolor es de tipo quemazón. Al principio de la actividad física el dolor es más fuerte y va desapareciendo a medida que seguimos realizando la actividad. No debemos ignorarlo si aparece. Cuanto antes lo tratemos más corta será la recuperación.

Causas.

Existen varias causas. A veces actúan todas al mismo tiempo. Entre ellas están el esfuerzo excesivo o sobrecarga del entrenamiento, cambio de terreno de entrenamiento, mala técnica de carrera, problemas o alteraciones biomecánicos (como por ejemplo la pronación), terrenos duros (asfalto), calzado inadecuado (zapatillas duras o pasadas de kilómetros), etc…

De todas las causas, la más común es la alteración biomecánica como los atletas que presentan pies pronadores.

Diagnóstico.

El diagnóstico principalmente se realiza mediante la exploración. El profesional sanitario en cuestión, en este caso el podólogo, palpará la zona de dolor. Se da una palpación dolorosa y en ocasiones puede presentar “bolitas inflamatorias” a lo largo de la tibia o tumefacción. También puede apoyarse de una RMN o ecografía.

Prevención.

Se puede prevenir la periostitis si evitamos correr por terrenos duros, usamos zapatillas adecuadas al terreno en cuestión, estiramos después del entrenamiento, depuramos la técnica de carrera y corregimos el desequilibrio biomecánico si existiese antes de que cause problemas.

Tratamiento.

Lo primero sería interrumpir la actividad física para evitar agravar la lesión. Podemos aplicar hielo tras el entrenamiento durante 15 minutos. Antiinflamatorios orales y en crema. Vendas semicompresivas en la zona tibial para disminuir las vibraciones. Vendajes neuromusculares. Realizarse un estudio de la pisada para corregir el problema biomecánico que es muy probable que exista si tenemos una periostitis. Fisioterapia, etc….

Si no se trata podemos llegar a tener una fractura de tibia por estrés.

Fractura de estrés de la tibia en paciente con periostitis tibial no tratada

Por lo general esta patología responde bien al tratamiento con soportes plantares de resina o cualquier otro material adecuado y el paciente puede incorporarse a su actividad física pronto.

Paciente con los pies valgos

Tratamiento con soportes plantares personalizados

Si usted padece de esta dolencia, no dude en ponerse en contacto con nosotros y estaremos encantados de ayudarle.

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